1 de marzo de 2007

"Monumento a la estupidez..."


Cajamarca y el fantasma del desempleo


Por Marcos Valdez Cadenillas
Funcionario de Minera Yanacocha
La empresa Chrysler esta de malas. Esta semana anunció la eliminación progresiva de trece mil puestos de trabajo en sus distintas plantas de Estados Unidos y Canadá. ¿Se lo merecen? Quizá. Rescatando las situaciones personales, la compañía perdió su posición en el mercado frente a sus competidores ubicados al otro lado del mar: las empresas japonesas y surcoreanas.
La reducción de Chrysler será un lamentable episodio más entre los dramáticos cortes en la industria automotriz americana que debido a la fuerte competencia asiática, perderá más de cien mil empleos en total.
Sin embargo, la cifra no es exacta. A esos trece mil ex empleados de la firma automotriz su sumará una cantidad igual o mayor de trabajadores colocados en servicios conexos: Perderán colocaciones las fábricas de autopartes, de telas, de fibra de vidrio y de plásticos vinculadas a la industria automotriz. También dejarán de percibir ingresos los comercios que alimentaban a esas trece mil familias y probablemente además, se resentirán las empresas de transportes y los mercados inmobiliarios. Lo sentirán las imprentas, los negocios de ropa y los de entretenimiento. El recorte afectará a los bancos, los mercados y hasta a los colegios.
No obstante, dentro de todos los males que acarreará esa situación, los gringos tienen una salida: los ex trabajadores cobrarán sus pensiones de desempleo hasta que sean reabsorbidos, más temprano que tarde, por otras actividades de la industria o el comercio. Alguien decía que los países ricos -a diferencia de los pobres, que se volverían más pobres-, se pueden dar el lujo de detener el reloj del tiempo, e igual seguirán siendo ricos. Tenía razón.
Y eso ¿En qué nos afecta a nosotros en Cajamarca? En nada. Los despidos ocurrirán en distintas ciudades americanas, a miles de kilómetros de distancia y afectarán a personas y familias que probablemente nunca conoceremos. No hay razón para preocuparse.
Lo que si debería alarmarnos, en cambio, es la manera en que se va a afectar Cajamarca en cuanto Yanacocha inicie su proceso de reducción de personal. Aunque todos sabemos que ese problema no les quita el sueño a los "ecologistas" rabiosos, serán diez mil puestos de trabajo directos los que se pierdan cuando la empresa minera empiece su proceso de cierre. Lamentablemente aquí, al igual que en los Estados Unidos, no se tratará solamente de los mineros y sus familias, también perderán sus ingresos los taxistas, los restaurantes, los alojamientos y los centros de recreación. Se verán afectados los mercados, los bancos, los grifos, las repuesteras y los comercios en general. Incluso se reducirán los ingresos de aquellas familias que viven del alquiler de camionetas y de viviendas. Bajará el valor de la propiedad.
Por supuesto, a los enemigos del desarrollo les tiene completamente sin cuidado todo eso, y que las librerías y los centros de fotocopiado se queden sin compradores. Y mucho menos les perturba claro, que hoteles como el Costa del Sol o salones de té como el cascanueces y un centro comercial como El Quinde se queden sin sus habituales clientes. ¿Quién sabe? Probablemente la sola ida les alegre: son gente de pensamiento enrevesado.
A ese desagradable escenario debemos añadir el hecho perturbador de que a estos trabajadores si los conocemos, y muchos, probablemente, forman parte de nuestras propias familias. Peor aún, tendremos la dolorosa certeza de que ni en Cajamarca ni en el resto del país existen actividades productivas ni comerciales que los puedan absorber con facilidad. Esa gente se irá a la calle por mucho tiempo y sin ningún seguro de desempleo porque simplemente, en nuestro país no existe.
¿Se lo merecen? Definitivamente no. Los hombres y mujeres de Yanacocha son gente honesta y esforzada. Se trata de miles de peruanos que han puesto lo mejor de si para sacar adelante un proyecto del que no sólo dependen ellos mismos y sus familias, sino miles de otros peruanos que también viven de la actividad minera. Para colmo, ni siquiera perderán sus trabajos por efecto de alguna competencia extranjera –por el contrario, ellos y Yanacocha muy bien podrían competir por el título de los mejores mineros del mundo, en todo sentido-, sino por la obcecación de los enemigos del desarrollo que todos conocemos.
Las reservas de Yanacocha se están agotando. Aunque aún hay mina para algunos años, la compañía no puede expandirse a otras áreas por el temor que han sembrado en la población los terroristas ambientales. Ojalá que Cajamarca se de cuenta a tiempo de lo que realmente esta sucediendo y de como ha dejado su futuro y el de sus hijos en manos de una banda de "ecologistas" inescrupulosos. Lo dijo un agudo periodista cajamarquino cuando se enteró de que sin ningún estudio serio de por medio el cerro Quilish no sería mina, gracias a la objeción de los "ecologistas" y a la ausencia de ciertas glándulas en los políticos de aquel entonces: "Quilish quedará para la posteridad como un monumento a la estupidez". Si no reaccionamos a tiempo, pasará lo mismo con otras minas.

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Marcos Valdez Cadenillas, es Gerente de Quejas de Minera Yanacocha y también, como ridícula y huachafamente él mismo se hace llamar, "Past" presidente de la Cámara de Comercio de Cajamarca.

Ver también el artículo Lagrimas de felipillo, publicado en Espina de Maram.

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