4 de octubre de 2007

ECOLOGÍA: ¿Todo tiene su límite...?

Caretas, Lima 4 de octubre 2007

El señor de los colmillos

EL CANDAMO NO, O ¿TODO TIENE UN LÍMITE?

Por José B. Adolph
Justo hace unos días, estaba viendo una serie de magníficos documentales de Alejandro Guerrero sobre las riquezas naturales del Perú. Y también me encontré con uno de Daniel Winitzky con el título de “Candamo: la última selva sin hombres”.
Esta película es de 1999. Por entonces, una compañía petrolera estaba gestionando un contrato de exploración en plena zona protegida del Candamo. Gracias a una fuerte campaña mundial se logró detener esa barbaridad.
Pero, como ya se ha anunciado, han vuelto a la carga. Y según parece, el actual gobierno, zurrándose en todo el mundo (menos en ciertas grandes transnacionales) ha aceptado esas propuestas.
De concretarse esta intervención en la “última selva sin hombres”, destinada entonces, como dice al final del mismo documental, a convertirse en “los últimos hombres sin selva”, se estaría cometiendo una barbaridad sin nombre.
Y yo me pregunto, en el titular de esta columna, si todo tiene, o no, un límite.
Veremos.
Por lo pronto, ya está en marcha otra gran campaña para impedirlo, dentro y fuera del Perú.
No voy a opinar sobre el actual presidente del Ecuador, salvo para darle toda la razón en una propuesta sensata: dejar de explorar y explotar petróleo y gas en una zona protegida de ese país a cambio de un pago internacional al Ecuador como compensación.
La selva amazónica en general y Candamo en particular permiten respirar a toda la población mundial, y no sólo a los países involucrados. Todos los seres vivos se irán contaminando y asfixiando si le rompemos los pulmones al planeta. Justo es, entonces, que nos paguen por ello en vez de destruirnos y destruirlo todo.
Asesinato y suicidio: eso es lo que le espera a la Tierra. Si eso ocurre (y soy pesimista, discúlpenme; aunque me alegraría estar equivocado), significará que no hay un límite para la codicia.

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