VIDA PARA CONGA, MUERTE PARA HUMEDALES Y LAGUNAS
Por Alejandro Seminario Cuya
Todos somos conscientes del problema del terrapuerto que se pretende construir en nuestra ciudad, que como dicen los entendidos generará una mayor congestión vehicular, la cual estamos a tiempo de evitarla. Sin embargo, nuestra región tiene una serie de problemas ante los cuales se guarda un silencio cómplice.
Es una buena iniciativa que por primera vez, los colegios profesionales y la UNC levanten su voz para evitar la generación de este problema, sin embargo por la destrucción de áreas verdes urbanas (según OMS=9 m2/minimo/persona) de la cual hizo mención el Soc. Juan Gutiérrez y donde ciertas autoridades de gobiernos locales pasados tienen mucha responsabilidad y complicidad por la venta y apropiación de estas áreas no se ha dicho ni se dice nada.
Del mismo modo, muy pocas personas y menos los colegios profesionales ni universidades se han pronunciado con respecto a la destrucción de nuestra jalca y nuestras fuentes de agua, por lo menos de las que aún nos quedan. Y una de las zonas que están ya sentenciadas a desaparecer son las lagunas y humedales ubicadas en el entorno de los proyectos mineros Conga y Galeno, ante los cuales hay un silencio casi total.
Nos da la impresión que cuando se trata de generar riqueza para ciertas empresas y ciertos grupos de interés, todos se callan. Claro, lo importante es generar dinero a costa de lo que sea. Si se tiene que empeñar y destruir el futuro de las generaciones venideras, no importa, pues cuando ellos lleguen, nosotros, ni los gobernantes, ni las empresas que destruyen lo que a ellos les pertenece, ya no estaremos. Para ese momento ya no habrán culpables, pero sí víctimas.
O es que como dicen muchos: “no importa que Cajamarca se destruya o desaparezca, lo importante es hacer dinero y luego irse a vivir a otra ciudad”. Sin embargo, se olvidan que las otras ciudades a donde pretenden ir también dependen de las aguas de nuestras jalcas y si se destruyen los humedales y manantiales y se contaminan los ríos ¿de qué agua vivirán esas ciudades?
Tampoco es solución el represamiento de las aguas como compensación a la destrucción de manantiales, humedales y lagunas. ¿Se imaginan si todas las aguas que caen en las jalcas se las retiene: de qué vivirá la costa y qué cultivos podrán sembrar? ¿Se imaginan al río Cajamarquino o al Jequetepeque seco en pleno invierno, sólo por el vendito oro? A ello debemos agregar la tendencia histórica de que cada vez llueve menos, por lo tanto tampoco habrá agua que almacenar.
Hacer dinero y huir a cualquier ciudad o a otro país es fácil, pero se olvidan que estas empresas están haciendo lo mismo en todo el planeta y en algunos años no habrá sitio a dónde huir.
Orgullosamente se recibe la aprobación del proyecto Conga por la exterminadora Newmont; sin embargo pocos saben cuánto perderá Cajamarca en fuentes de agua, suelo y biodiversidad. Ingenuamente se nos quiere hacer creer que con dicho proyecto habrá más agua que ahora, a no ser que la empresa pueda fabricar agua.
¿O es que en complicidad con Lumina Cooper y Angloamerican se está haciendo el estudio para traer agua del Marañón y con ello canjear las aguas que fluyen natural y libremente por nuestras jalcas por aguas bombeadas, tratadas y además destruyendo hábitats en otras regiones?
Lo extraño es que los peruanos somos extranjeros en nuestro propio país, pues somos los últimos en enterarnos de los experimentos que están haciendo con nosotros, gracias a los vendepatria de los gobiernos pasados.
Nuestra tierra y nuestros recursos naturales no tienen precio; que ninguna bonanza coyuntural enajene nuestro futuro y nuestra permanencia en el planeta. No olvidemos que cada año la demanda por agua crece y en Cajamarca, lejos de proteger sus fuentes, se las sigue destruyendo; entonces ¿de que vivirán los que ya están llegando a poblar esta histórica tierra?
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Por Alejandro Seminario Cuya
Todos somos conscientes del problema del terrapuerto que se pretende construir en nuestra ciudad, que como dicen los entendidos generará una mayor congestión vehicular, la cual estamos a tiempo de evitarla. Sin embargo, nuestra región tiene una serie de problemas ante los cuales se guarda un silencio cómplice.
Es una buena iniciativa que por primera vez, los colegios profesionales y la UNC levanten su voz para evitar la generación de este problema, sin embargo por la destrucción de áreas verdes urbanas (según OMS=9 m2/minimo/persona) de la cual hizo mención el Soc. Juan Gutiérrez y donde ciertas autoridades de gobiernos locales pasados tienen mucha responsabilidad y complicidad por la venta y apropiación de estas áreas no se ha dicho ni se dice nada.
Del mismo modo, muy pocas personas y menos los colegios profesionales ni universidades se han pronunciado con respecto a la destrucción de nuestra jalca y nuestras fuentes de agua, por lo menos de las que aún nos quedan. Y una de las zonas que están ya sentenciadas a desaparecer son las lagunas y humedales ubicadas en el entorno de los proyectos mineros Conga y Galeno, ante los cuales hay un silencio casi total.
Nos da la impresión que cuando se trata de generar riqueza para ciertas empresas y ciertos grupos de interés, todos se callan. Claro, lo importante es generar dinero a costa de lo que sea. Si se tiene que empeñar y destruir el futuro de las generaciones venideras, no importa, pues cuando ellos lleguen, nosotros, ni los gobernantes, ni las empresas que destruyen lo que a ellos les pertenece, ya no estaremos. Para ese momento ya no habrán culpables, pero sí víctimas.
O es que como dicen muchos: “no importa que Cajamarca se destruya o desaparezca, lo importante es hacer dinero y luego irse a vivir a otra ciudad”. Sin embargo, se olvidan que las otras ciudades a donde pretenden ir también dependen de las aguas de nuestras jalcas y si se destruyen los humedales y manantiales y se contaminan los ríos ¿de qué agua vivirán esas ciudades?
Tampoco es solución el represamiento de las aguas como compensación a la destrucción de manantiales, humedales y lagunas. ¿Se imaginan si todas las aguas que caen en las jalcas se las retiene: de qué vivirá la costa y qué cultivos podrán sembrar? ¿Se imaginan al río Cajamarquino o al Jequetepeque seco en pleno invierno, sólo por el vendito oro? A ello debemos agregar la tendencia histórica de que cada vez llueve menos, por lo tanto tampoco habrá agua que almacenar.
Hacer dinero y huir a cualquier ciudad o a otro país es fácil, pero se olvidan que estas empresas están haciendo lo mismo en todo el planeta y en algunos años no habrá sitio a dónde huir.
Orgullosamente se recibe la aprobación del proyecto Conga por la exterminadora Newmont; sin embargo pocos saben cuánto perderá Cajamarca en fuentes de agua, suelo y biodiversidad. Ingenuamente se nos quiere hacer creer que con dicho proyecto habrá más agua que ahora, a no ser que la empresa pueda fabricar agua.
¿O es que en complicidad con Lumina Cooper y Angloamerican se está haciendo el estudio para traer agua del Marañón y con ello canjear las aguas que fluyen natural y libremente por nuestras jalcas por aguas bombeadas, tratadas y además destruyendo hábitats en otras regiones?
Lo extraño es que los peruanos somos extranjeros en nuestro propio país, pues somos los últimos en enterarnos de los experimentos que están haciendo con nosotros, gracias a los vendepatria de los gobiernos pasados.
Nuestra tierra y nuestros recursos naturales no tienen precio; que ninguna bonanza coyuntural enajene nuestro futuro y nuestra permanencia en el planeta. No olvidemos que cada año la demanda por agua crece y en Cajamarca, lejos de proteger sus fuentes, se las sigue destruyendo; entonces ¿de que vivirán los que ya están llegando a poblar esta histórica tierra?
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