EL BAILE DE LA CHINA
Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe
El país quiere más explicaciones y menos danza.
Los bailes de Martha Moyano en danza afroperuana, Ricardo Pando en huaylarsh, Rolando Reátegui en ‘Juaneco y su combo’, Cecilia Chacón de cholita cajamarquina, Alejandro Aguinaga de chalán criollo y –el plato fuerte– Carlos Raffo de Miguel Ríos, constituyen imágenes algo grotescas pues parecen bufones de la corte en el onomástico de la emperatriz.
Por un lado, ahondan la sensación de que el fujimorismo no es una agrupación con democracia interna sino que se pretende dinástica. Los Fujimori son emperadores –empezando por su candidata presidencial Keiko I– y el resto es huaipe sucio.
Segundo, el fujimorismo comete un error si cree que esa es la manera de responder a las muy serias y bien sustentadas acusaciones desarrolladas solitariamente por La República durante las últimas dos semanas, luego de un reportaje de ‘Cuarto poder’, con relación al origen del financiamiento de los estudios de los hijos de Alberto Fujimori en el exterior.
A los que han seguido los reportajes de la unidad de investigación, a cargo de Ángel Páez, les queda la sensación de que, en lugar de danzas folclóricas, los fujimoristas debieran estar bailando ‘El rock de la cárcel’, ‘Ahí viene la plaga’ o ‘Universidad’ del Grupo Río (“estar en la universidad es una cosa de locos/estar en la universidad es una fiesta de monos”).
En lugar de bailecitos, la candidata presidencial Keiko Fujimori debería responder, a favor de la transparencia indispensable que debe observar todo postulante a dirigir el destino del país, las preguntas planteadas en los reportajes de Páez:
¿Dónde están los documentos que puedan acreditar las transferencias a las cuentas de las universidades en las que estudió en el extranjero?
¿En qué bancos guardaban sus padres los US$ 400 mil que dice que tenían en 1990?
¿Por qué retiró el dinero que le dio su padre recién en el año 2001 cuando ella y todos sus hermanos ya habían terminado sus estudios en Estados Unidos?
¿Por qué afirma que el préstamo fue de su tía Rosa Fujimori si en realidad lo hizo el ex ministro Antonio Páucar?
¿Por qué no exhibe las boletas de pago de las universidades donde estudiaron ella y sus hermanos en EE.UU.?
Mientras dichas preguntas no sean respondidas con precisión, seguirá vigente la conclusión de que los estudios en el exterior de los hijos de Alberto Fujmori no los pagó él, y de que la candidatura de su hija Keiko –cuyo principal objetivo político y plan de gobierno es liberarlo– seguirá manchada. Menos bailecitos, más explicaciones.
Los bailes de Martha Moyano en danza afroperuana, Ricardo Pando en huaylarsh, Rolando Reátegui en ‘Juaneco y su combo’, Cecilia Chacón de cholita cajamarquina, Alejandro Aguinaga de chalán criollo y –el plato fuerte– Carlos Raffo de Miguel Ríos, constituyen imágenes algo grotescas pues parecen bufones de la corte en el onomástico de la emperatriz.
Por un lado, ahondan la sensación de que el fujimorismo no es una agrupación con democracia interna sino que se pretende dinástica. Los Fujimori son emperadores –empezando por su candidata presidencial Keiko I– y el resto es huaipe sucio.
Segundo, el fujimorismo comete un error si cree que esa es la manera de responder a las muy serias y bien sustentadas acusaciones desarrolladas solitariamente por La República durante las últimas dos semanas, luego de un reportaje de ‘Cuarto poder’, con relación al origen del financiamiento de los estudios de los hijos de Alberto Fujimori en el exterior.
A los que han seguido los reportajes de la unidad de investigación, a cargo de Ángel Páez, les queda la sensación de que, en lugar de danzas folclóricas, los fujimoristas debieran estar bailando ‘El rock de la cárcel’, ‘Ahí viene la plaga’ o ‘Universidad’ del Grupo Río (“estar en la universidad es una cosa de locos/estar en la universidad es una fiesta de monos”).
En lugar de bailecitos, la candidata presidencial Keiko Fujimori debería responder, a favor de la transparencia indispensable que debe observar todo postulante a dirigir el destino del país, las preguntas planteadas en los reportajes de Páez:
¿Dónde están los documentos que puedan acreditar las transferencias a las cuentas de las universidades en las que estudió en el extranjero?
¿En qué bancos guardaban sus padres los US$ 400 mil que dice que tenían en 1990?
¿Por qué retiró el dinero que le dio su padre recién en el año 2001 cuando ella y todos sus hermanos ya habían terminado sus estudios en Estados Unidos?
¿Por qué afirma que el préstamo fue de su tía Rosa Fujimori si en realidad lo hizo el ex ministro Antonio Páucar?
¿Por qué no exhibe las boletas de pago de las universidades donde estudiaron ella y sus hermanos en EE.UU.?
Mientras dichas preguntas no sean respondidas con precisión, seguirá vigente la conclusión de que los estudios en el exterior de los hijos de Alberto Fujmori no los pagó él, y de que la candidatura de su hija Keiko –cuyo principal objetivo político y plan de gobierno es liberarlo– seguirá manchada. Menos bailecitos, más explicaciones.
Fuente: La República, 29 de mayo 2009
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