COCA LEAF
Por Roxana Cuba
El uso de la hoja de coca en los Andes tiene una antigüedad de 4.500 años. Hay constancias arqueológicas, pues se han encontrado momias con restos de hoja de coca y figurillas con un bulto en la boca mientras se les practicaba una trepanación, lo que evidencia que los cirujanos prehispánicos ya la usaban como analgésico, además de sus propiedades nutricionales.
El uso de la hoja de coca en los Andes tiene una antigüedad de 4.500 años. Hay constancias arqueológicas, pues se han encontrado momias con restos de hoja de coca y figurillas con un bulto en la boca mientras se les practicaba una trepanación, lo que evidencia que los cirujanos prehispánicos ya la usaban como analgésico, además de sus propiedades nutricionales.
La hoja de coca, más de 4.500 años al servicio del hombre...
Sin embargo algunos autores afirman que la hoja de coca era solo usada por una élite para fines rituales. A pesar de ello, cuando llegaron los invasores con su prejuiciosa e ignorante carga ideológica y religiosa, prohibieron el consumo, por considerar que era una tradición demoníaca. Pero finalmente, los intereses económicos se impusieron al darse cuenta que sus nuevos esclavos no podían realizar las esforzadas e inhumanas jornadas de trabajo en las minas y el campo sin el consumo de la hoja de coca, pues ésta les proveía de energía y así evitaban darles alimentos. La sacrosanta madre iglesia no solo liberalizó el consumo, sino que además cobraba tributo por éste.
La coca es un vegetal que crece entre los 400 y 1,800 metros sobre el nivel del mar, pero la producción mundial de alrededor de 300 mil toneladas se concentra en los Andes, sobre unas 180 mil hectáreas, según la Organización de las Naciones Unidas. Es una planta resistente, capaz de sobrevivir en temporada de secas, en tierras de pobres nutrientes, sus hojas se pueden cosechar tres o cuatro veces al año. La ingesta de 100 gramos de hoja de coca equivale a la dosis diaria recomendada de calcio, hierro, fósforo, vitamina A, B2 y E, ésta contiene más vitamina A que ninguna fruta y el doble de calcio que la leche.
Es uno de los vegetales más alimenticios del mundo. Esto lo descubrieron en el estudio que realizaron los científicos Duke, Oulik y Plowman de la Universidad de Harvard en 1975. El instituto Boliviano de la Altura ha encontrado que los efectos son sumamente benéficos, regula la circulación de la sangre, evita la trombosis, hay mayor absorción de oxígeno en el cerebro, cura y previene la osteoporosis. El doctor Fernando Cabieses determinó que la coca seca el aparato respiratorio, forma células musculares, previene úlceras y gastritis, es analgésica, adelgaza la sangre, evita el mal de altura, mejora el funcionamiento del hígado y la vesícula, es diurética, acelera la digestión, regula la melanina de la piel y evita las caries.
Por todas estas cualidades, además de ser patrimonio nacional, se constituye en un elemento de gran potencial para la industria medicinal, nutricional y cosmética, así como para la elaboración de papel. Desde hace tiempo varias instituciones y empresas han creado infinidad de productos en base a éste vegetal como son panes, galletas, caramelos, pasta dentífrica, jabones y un largo etcétera. Además el médico psiquiatra Jorge Hurtado del hospital Psiquiátrico de La Paz ha desarrollado una terapia en base al mascado de hoja de coca para recuperar a los cocainómanos, al igual que la metadona lo es para el heroinómano. Aplica con éxito este tratamiento en Bolivia desde hace 20 años, antes de usar el mascado sólo se recuperaba al 25% de los cocainómanos, ahora se recupera al 50%.
Nos preguntamos porqué razones una planta que se supone nos brinda tal cantidad de beneficios ha podido ser convertida en un producto nocivo, combatido a través de la erradicación de cultivos, criminalizado y penalizado. Hay personas e instituciones como Cedro que afirman que ésta no es beneficiosa para el organismo humano basándose en estudios e investigaciones. Podemos encontrar en la red estas afirmaciones. Pero hagamos un poco de historia.
En 1859 el científico Albert Niemann de la Universidad de Gottingen, aisló mediante procesos químicos un alcaloide de la hoja de coca, la cocaína. Por otro lado un estudio realizado en 1951, patrocinado por un banquero de apellido Fonda, llevó sin objeciones de los gobiernos, occidentales y cristianos, boliviano y peruano de entonces a la conclusión de que la coca era causa de retraso mental. En base a esa información, Naciones Unidas lanzó una campaña de erradicación en Perú y Bolivia, aduciendo que era el origen de la pobreza en esos países y de la drogadicción en el mundo. Sin embargo un siglo antes, la valoración de la coca era diferente. Los europeos la importaban en grandes contenedores de barco para producir el vino Mariani, en Francia, y como derivado de esta idea, el farmacólogo John Pemberton en Atlanta, creó la bebida que finalmente se transformaría en la Coca-Cola. Además de que las industrias farmacéuticas europea, estadounidense y japonesa redescrubrieron las propiedades analgésicas, que, como se dijo anteriormente, ya nuestras antiguas culturas la usaban también para esos fines.
Desde 1961 la ONU tiene en su lista de productos nocivos a la hoja de coca y desde finales de los años 70 la estrategia de la guerra contra las drogas impulsada por el gobierno estadounidense se basa en la erradicación, con una campaña sumamente agresiva para desprestigiar, criminalizar y penalizar, no solo a este vegetal sino a los campesinos que lo cultivan. La campaña se basa en querer confundir, interesadamente, coca con cocaína, esto es tan absurdo como querer confundir la uva con el vino. A nadie se le ocurriría prohibir la producción de uva porque uno puede emborracharse con vino, y así podríamos seguir enumerando muchos productos que pueden usarse para beneficio o perjuicio de la salud de los seres humanos.
Por otro lado, según fuentes oficiales estas campañas no han dado resultado, por el contrario, se han beneficiado las mafias de narcotraficantes que se apoderan de la producción de estos cultivos, sin que ello sea a favor de los campesinos, ya que son explotados, pagándoles precios muy por debajo de lo que se supone que es la ley de la oferta y la demanda, tan preciada del sistema capitalista. Si verdaderamente se quisiera erradicar la producción de la cocaína se debería incidir en el enérgico y eficiente control y fiscalización de los insumos químicos que la hacen posible como son la acetona, éter, ácido sulfúrico, soda cáustica, kerosene, entre otros, que por lo demás son terriblemente perjudiciales para el medio ambiente y por lo tanto para las personas que habitan en zonas donde éstos se usan. Además de la urgente necesidad de averiguar el porqué la población humana recurre, cada vez más, a la vía de la drogadicción ¿quizá como un escape a sus vidas carentes de sentido y contenido?.
En definitiva, habría que preguntarles a los grandes defensores de la verdad, la justicia y la ley ¿qué es lo que genera la enorme violencia, traducida en crímenes y corrupción generalizada, la prohibición o las drogas mismas?. Acordémonos de la prohibición del consumo de alcohol en Estados Unidos, allá por los años 30. Ahora no solo no se prohíbe el consumo y comercialización, sino que se alienta a través de la propaganda en todos los medios de comunicación, con lo cual los gobiernos tienen ingentes ganancias por los impuestos.
Actualmente se ha reiniciado la discusión acerca de las virtudes o taras de ancestrales tradiciones culturales como el chacchado de coca, pues bien, no solo no debemos permitir injerencias foráneas en nuestros territorios, sino que debemos estar claros de que, por los estudios realizados anteriormente descritos, las causas del retraso mental, que le adjudican al chacchado de la coca, es una gran falacia. Las causas de estos problemas de salud social debemos pues buscarlas en la inadecuada nutrición de la población. Esta deja de alimentarse con sus productos tradicionales para consumir productos que son impuestos por interesadas y corrompidas políticas gubernamentales. En nombre de la tan preciada modernidad, nuestras poblaciones mayoritarias, se creen el cuento y basan su alimentación en productos de baja nutrición, como son los fideos y el arroz, en detrimento de los productos andinos, últimamente redescubiertos por la cocina limeña-novoandina. Así como, qué duda cabe, por el consumo excesivo y masivo de alcohol de pésima calidad, también introducido por la caritativa cultura occidental.
Son muchos los actores de esta comedia humana, que en nuestra cotidianeidad se transforma en auténtico drama. Y como en los libros de Agatha Christie, hay pues que preguntarse quiénes son los que sacan millonarias ganancias con el crimen y encontraremos, sin mayores dificultades, a los verdaderos responsables. Tratemos de hacer un inusual ejercicio de inteligencia y tolerancia, sin dejarnos llevar por los ya conocidos extremos, que finalmente, terminan siendo lo mismo. Para que los peruanos de todo el Perú asuman una posición informada y consecuente que nos incluya a todos, en esta ancestral nación de naciones mestizas y emergentes.
La coca es un vegetal que crece entre los 400 y 1,800 metros sobre el nivel del mar, pero la producción mundial de alrededor de 300 mil toneladas se concentra en los Andes, sobre unas 180 mil hectáreas, según la Organización de las Naciones Unidas. Es una planta resistente, capaz de sobrevivir en temporada de secas, en tierras de pobres nutrientes, sus hojas se pueden cosechar tres o cuatro veces al año. La ingesta de 100 gramos de hoja de coca equivale a la dosis diaria recomendada de calcio, hierro, fósforo, vitamina A, B2 y E, ésta contiene más vitamina A que ninguna fruta y el doble de calcio que la leche.
Es uno de los vegetales más alimenticios del mundo. Esto lo descubrieron en el estudio que realizaron los científicos Duke, Oulik y Plowman de la Universidad de Harvard en 1975. El instituto Boliviano de la Altura ha encontrado que los efectos son sumamente benéficos, regula la circulación de la sangre, evita la trombosis, hay mayor absorción de oxígeno en el cerebro, cura y previene la osteoporosis. El doctor Fernando Cabieses determinó que la coca seca el aparato respiratorio, forma células musculares, previene úlceras y gastritis, es analgésica, adelgaza la sangre, evita el mal de altura, mejora el funcionamiento del hígado y la vesícula, es diurética, acelera la digestión, regula la melanina de la piel y evita las caries.
Por todas estas cualidades, además de ser patrimonio nacional, se constituye en un elemento de gran potencial para la industria medicinal, nutricional y cosmética, así como para la elaboración de papel. Desde hace tiempo varias instituciones y empresas han creado infinidad de productos en base a éste vegetal como son panes, galletas, caramelos, pasta dentífrica, jabones y un largo etcétera. Además el médico psiquiatra Jorge Hurtado del hospital Psiquiátrico de La Paz ha desarrollado una terapia en base al mascado de hoja de coca para recuperar a los cocainómanos, al igual que la metadona lo es para el heroinómano. Aplica con éxito este tratamiento en Bolivia desde hace 20 años, antes de usar el mascado sólo se recuperaba al 25% de los cocainómanos, ahora se recupera al 50%.
Nos preguntamos porqué razones una planta que se supone nos brinda tal cantidad de beneficios ha podido ser convertida en un producto nocivo, combatido a través de la erradicación de cultivos, criminalizado y penalizado. Hay personas e instituciones como Cedro que afirman que ésta no es beneficiosa para el organismo humano basándose en estudios e investigaciones. Podemos encontrar en la red estas afirmaciones. Pero hagamos un poco de historia.
En 1859 el científico Albert Niemann de la Universidad de Gottingen, aisló mediante procesos químicos un alcaloide de la hoja de coca, la cocaína. Por otro lado un estudio realizado en 1951, patrocinado por un banquero de apellido Fonda, llevó sin objeciones de los gobiernos, occidentales y cristianos, boliviano y peruano de entonces a la conclusión de que la coca era causa de retraso mental. En base a esa información, Naciones Unidas lanzó una campaña de erradicación en Perú y Bolivia, aduciendo que era el origen de la pobreza en esos países y de la drogadicción en el mundo. Sin embargo un siglo antes, la valoración de la coca era diferente. Los europeos la importaban en grandes contenedores de barco para producir el vino Mariani, en Francia, y como derivado de esta idea, el farmacólogo John Pemberton en Atlanta, creó la bebida que finalmente se transformaría en la Coca-Cola. Además de que las industrias farmacéuticas europea, estadounidense y japonesa redescrubrieron las propiedades analgésicas, que, como se dijo anteriormente, ya nuestras antiguas culturas la usaban también para esos fines.
Desde 1961 la ONU tiene en su lista de productos nocivos a la hoja de coca y desde finales de los años 70 la estrategia de la guerra contra las drogas impulsada por el gobierno estadounidense se basa en la erradicación, con una campaña sumamente agresiva para desprestigiar, criminalizar y penalizar, no solo a este vegetal sino a los campesinos que lo cultivan. La campaña se basa en querer confundir, interesadamente, coca con cocaína, esto es tan absurdo como querer confundir la uva con el vino. A nadie se le ocurriría prohibir la producción de uva porque uno puede emborracharse con vino, y así podríamos seguir enumerando muchos productos que pueden usarse para beneficio o perjuicio de la salud de los seres humanos.
Por otro lado, según fuentes oficiales estas campañas no han dado resultado, por el contrario, se han beneficiado las mafias de narcotraficantes que se apoderan de la producción de estos cultivos, sin que ello sea a favor de los campesinos, ya que son explotados, pagándoles precios muy por debajo de lo que se supone que es la ley de la oferta y la demanda, tan preciada del sistema capitalista. Si verdaderamente se quisiera erradicar la producción de la cocaína se debería incidir en el enérgico y eficiente control y fiscalización de los insumos químicos que la hacen posible como son la acetona, éter, ácido sulfúrico, soda cáustica, kerosene, entre otros, que por lo demás son terriblemente perjudiciales para el medio ambiente y por lo tanto para las personas que habitan en zonas donde éstos se usan. Además de la urgente necesidad de averiguar el porqué la población humana recurre, cada vez más, a la vía de la drogadicción ¿quizá como un escape a sus vidas carentes de sentido y contenido?.
En definitiva, habría que preguntarles a los grandes defensores de la verdad, la justicia y la ley ¿qué es lo que genera la enorme violencia, traducida en crímenes y corrupción generalizada, la prohibición o las drogas mismas?. Acordémonos de la prohibición del consumo de alcohol en Estados Unidos, allá por los años 30. Ahora no solo no se prohíbe el consumo y comercialización, sino que se alienta a través de la propaganda en todos los medios de comunicación, con lo cual los gobiernos tienen ingentes ganancias por los impuestos.
Actualmente se ha reiniciado la discusión acerca de las virtudes o taras de ancestrales tradiciones culturales como el chacchado de coca, pues bien, no solo no debemos permitir injerencias foráneas en nuestros territorios, sino que debemos estar claros de que, por los estudios realizados anteriormente descritos, las causas del retraso mental, que le adjudican al chacchado de la coca, es una gran falacia. Las causas de estos problemas de salud social debemos pues buscarlas en la inadecuada nutrición de la población. Esta deja de alimentarse con sus productos tradicionales para consumir productos que son impuestos por interesadas y corrompidas políticas gubernamentales. En nombre de la tan preciada modernidad, nuestras poblaciones mayoritarias, se creen el cuento y basan su alimentación en productos de baja nutrición, como son los fideos y el arroz, en detrimento de los productos andinos, últimamente redescubiertos por la cocina limeña-novoandina. Así como, qué duda cabe, por el consumo excesivo y masivo de alcohol de pésima calidad, también introducido por la caritativa cultura occidental.
Son muchos los actores de esta comedia humana, que en nuestra cotidianeidad se transforma en auténtico drama. Y como en los libros de Agatha Christie, hay pues que preguntarse quiénes son los que sacan millonarias ganancias con el crimen y encontraremos, sin mayores dificultades, a los verdaderos responsables. Tratemos de hacer un inusual ejercicio de inteligencia y tolerancia, sin dejarnos llevar por los ya conocidos extremos, que finalmente, terminan siendo lo mismo. Para que los peruanos de todo el Perú asuman una posición informada y consecuente que nos incluya a todos, en esta ancestral nación de naciones mestizas y emergentes.
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